domingo, 25 de mayo de 2008

HACIA UNA PROPUESTA CURRICULAR DESDE LA ETNOGRAFÍA

Lucena Ortiz

Para una propuesta curricular configurada desde la etnografía, es necesario proyectar al maestro como investigador de segundo orden en la escuela, al estudiante como objeto y sujeto de investigación y, finalmente, conocer cuál es el papel de la etnografía en la construcción de currículo y el contexto como factor determinante en el proceso formativo del estudiante.

Concebir al maestro como investigador de segundo orden en la escuela implica que él mismo reflexione sobre su papel, dado que no confluye en los límites de la enseñanza, sino en la observación, indagación, en el análisis, en poner en escena los conocimientos que ya posee y en resolver situaciones que cotidianamente pero de manera imprevista, se presentan en el aula.
El maestro como investigador etnográfico en el aula debe descubrir las realidades inherentes en cada grupo de estudiantes cuando están interactuando como agentes en una clase, tales realidades, permitirán generar nuevos desarrollos de conocimientos, prácticas, y metodologías que son fundamentales en el quehacer pedagógico.

Dentro del proceso de investigación de segundo orden en el aula de clase en pro de la construcción de un currículo atravesado por la etnografía, se hace necesaria la creación de diagnósticos de las situaciones que se muestran en el proceso de enseñanza y aprendizaje, además de un conocimiento técnico de recursos metodológicos que permitan la identificación de teorías pedagógicas, que a su vez conlleven la elaboración e implementación de estrategias de acción y su evaluación.

Una vez el maestro haya tomado la posición de investigador y descubierto nuevas realidades, será posible entonces pensar un currículo atravesado por la indagación e investigación desde diferentes fases que permitan una selección de problemas, su respectivo análisis e interpretación y finalmente mostrar a la comunidad académica los resultados obtenidos y nuevas propuestas que mejoren y potencialicen las prácticas pedagógicas.

En segunda instancia, se plantea al estudiante como objeto de investigación etnográfica donde es él, como actor que proyecta un lenguaje y quien aporta, implícitamente, los insumos fundamentales a través de la generación de fenómenos que posibilitan la observación y el análisis de variables como la comprensión/ no comprensión, el aprendizaje (previo, actual), el pensamiento, la abstracción, los intereses, deseos, negaciones, nuevas ideas, actitudes y aptitudes.

Con respecto a la posición del estudiante como sujeto en la investigación etnográfica para la construcción de un currículo, es indispensable tener en cuenta sus propios constructos en cuanto a su saber desde la cotidianidad fuera y dentro de la escuela, además de las construcciones de ciencia que haya podido procesar internamente. Es necesario retomar sus elaboraciones objetivas, subjetivas y reflexiones referentes a su entorno y a su aprendizaje, sus propios procedimientos y metodologías.

En tercer lugar se justifica la etnografía como uno de los ejes fundamentales del currículo, dado que no solo desde la Ley General de Educación de 1994 se plantea la investigación dentro de las prácticas pedagógicas en la escuela, sino que se sitúa en el nivel que origina conocimiento pedagógico en el que se pueda hacer visible la categorización, comprensión y explicación de los procesos de enseñanza y aprendizaje desde los condicionantes o antecedentes investigativos.

La etnografía en la construcción de currículo asume un papel importante ya que está en la capacidad de responder a interrogantes que se generan desde la práctica pedagógica, permite hallazgos implícitos en las realidades escolares y proyectar nuevos planes de acción en la escuela y modelos de gestión en el aula que propongan cambios de paradigmas.

En el cuarto punto, corresponde visualizar como pilar del currículo desde la etnografía, el contexto como factor determinante en el proceso formativo del estudiante. En el contexto se diferencian algunas condiciones como el ámbito familiar, social, cultural, académico, económico, político y religioso que posteriormente van a generar efectos diferentes en el proceso de formación en cada escuela, en cada estudiante; este entretejido es lo que realmente configura el contexto escolar.

Dadas estas condiciones, cada estudiante, los grupos de alumnos y los docentes tienen la posibilidad de crear su propio ambiente o contexto para que finalmente se establezca un producto de impacto social desde la escuela a cada estudiante, propiamente, al docente, la escuela, las familias y la comunidad; se daría una retroalimentación entre contexto social externo y contexto interno de la escuela.

En conclusión, la construcción del currículo desde la etnografía propone al maestro y al estudiante como agentes que aportan saberes, reflexiones y críticas para descubrir realidades en la escuela y construir conocimientos que a su vez propicien nuevos modelos educativos de gestión en el aula y que produzcan un impacto social interno y externo.

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