miércoles, 7 de mayo de 2008

Dimensión Semiótica

Universidad pontificia bolivariana
Dimensión Sociológica
Habermas, Wittgenstein y el Lenguaje

María Paulina Moreno
10/04/2008


“Sólo el hombre, entre los animales, posee la palabra. La voz es indicación del dolor y del placer; por eso también la tienen otros animales. (...) En cambio, la palabra existe para manifestar lo conveniente y lo dañino, así como lo justo y lo injusto. Y esto es lo propio de los humanos frente a los demás animales: poseer, de modo exclusivo, el sentido de lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto, y las demás apreciaciones.”




DIMENSIÓN SEMIOLÓGICA
HABERMAS, WITTGENSTEIN Y EL LENGUAJE




Para contemplar la posibilidad de la existencia de una dimensión Semiológica o de Lenguaje, debemos considerar la importancia del mismo a través del desarrollo del conocimiento humano. Debemos ver el lenguaje no solo como una estructura compuesta de particularidades morfológicas, fonéticas, semánticas y de código como tal, sino como un tipo de práctica que separa al ser humano del resto de los seres y como discurso, para el cual el estudio contextual y sociológico es importante e indispensable.
“Sólo el hombre, entre los animales, posee la palabra. La voz es indicación del dolor y del placer; por eso también la tienen otros animales. (...) En cambio, la palabra existe para manifestar lo conveniente y lo dañino, así como lo justo y lo injusto. Y esto es lo propio de los humanos frente a los demás animales: poseer, de modo exclusivo, el sentido de lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto, y las demás apreciaciones.”[1]
Es lógico que muchos autores hayan escogido el lenguaje para elaborar sus teorías que pretenden plantear el desarrollo integral del hombre puesto que éste y sus actos significativos demuestran el proceso de significación que es el medio para profundizar en lo cognoscitivo y lo sociocultural.

En los años cincuenta del siglo XX aquellos estudios realizados con respecto al lenguaje empiezan a cobrar importancia para las ciencias sociales requiriendo de ellas una transformación inminente y que abarque los conceptos planteados por otras disciplinas. En todo este movimiento generado por el estudio del lenguaje hay figuras y teorías que resaltan y que han ganado importancia, entre ellos Habermas y su teoría de la acción comunicativa y Wittgenstein con su planteamiento acerca del lenguaje como juego. Así pues, con el fin de ilustrar los que sería la dimensión lingüística de una construcción curricular, planeo adentrarme en apartes de las teorías de los dos filósofos mencionados anteriormente.

La noción de intersubjetividad, constituye una de las nociones más importantes en la filosofía de la “postmodernidad”, dicha intersubjetividad esta regida por el habla, es decir el lenguaje y Habermas en su obra “Teoría de la Acción Comunicativa” desarrolla y plantea los límites de este concepto dejando clara su superioridad ante una conciencia anterior considerada de desgracia. Podríamos entonces plantear que la teoría habermasiana de la “Acción Comunicativa” sería un perfeccionamiento de lo planteado por Heidegger en “Ser y Tiempo” como Dasein, con la diferencia fundamental de que para Habermas el asunto se resuelve de manera circular planteando la interacción entre los sujetos y la red de sentidos que les es dada, es decir en medio de una interacción social intersubjetiva.
(...) "se establece un proceso circular en el que el desaparecido sujeto trascendental no deja tras de sí hueco alguno. Por una parte los sujetos se encuentran ya siempre en un mundo lingüísticamente abierto y estructurado y se nutren de los plexos de sentido que la gramática le adelanta. En este aspecto el lenguaje se hace valer frente a los sujetos hablantes como algo previo y objetivo, como una estructura de condiciones de posibilidad que en todo deja su impronta. Pero, por otro lado, el mundo de la vida lingüísticamente abierto y estructurado no tiene otro punto de apoyo que la práctica de los procesos de entendimiento en una comunidad de lenguaje".[2]
Podríamos entonces afirmar que la teoría de Heidegger esta orientada a la explicación de los fenómenos en general mientras que para Habermas cobra mayor importancia la presencia de la comprensión y la admisión de la falibilidad y posibilidad de error de la comunicación.
"Los sujetos capaces de lenguaje y de acción que sobre el trasfondo de un mundo de la vida común se entienden entre sí sobre algo en el mundo, se han acerca del medio que representa su lectura tanto de forma autónoma como de forma dependiente: pueden servirse para sus propios fines del sistema de reglas gramaticales que es el que empieza haciendo posible su práctica. Ambos momentos son cooriginarios".[3]
Es evidente el cambio de paradigma al que conlleva la propuesta de Habermas, dicho paradigma ahora esta dirigido al entendimiento, regido por los actos de habla. Habermas y su teoría acerca de los actos de habla están situados en lo que podríamos denominar una corriente pragmática en la cual salen a relucir nombres como Morris, Hillel, Stawson, entre otros. Es evidente el apoyo que Habermas sostiene a las teorías de Karl Otto Apel, en especial a su teoría de la significación,pero la propuesta de Habermas intenta rebasarlo y dar respuesta a los interrogantes planteados en su teoría. Habermas propone una reelaboración de la competencia comunicativa, para este autor los rasgos fonéticos, sintácticos y semánticos, y por supuesto los caracteres del habla permiten lo que él considera una reconstrucción racional que daría lugar a una pragmática universal.
Por otro lado, para Habermas es importante destacar que la competencia del hablante depende directamente de la capacidad de entendimiento y de producción de emisiones, pero también de su capacidad de establecer esa comunicación con el mundo externo y poner en funcionamiento las intersubjetividades.

Pasemos ahora a contemplar los postulados de Wittgenstein con respecto al lenguaje, este pensador ha sido un empalme perfecto entre el neopositivismo y la filosofía del lenguaje, incluyendo la pragmática. Podríamos decir que para este autor el estudio del lenguaje es un método para llegar al conocimiento de la realidad.

“Ahora bien, me temo que no has captado realmente mi afirmación de la que toda la cuestión de las proposiciones lógicas sólo es un corolario. El punto principal es la teoría de lo que puede ser expresado por las proposiciones, esto es, por el lenguaje (y lo que viene a ser lo mismo, lo que puede ser pensado) , y lo que no puede ser expresado por proposiciones sino sólo mostrado; éste creo yo, es el problema cardinal de la filosofía.”[4]
La obra más representativa de este autor es su “Tractatus Logico-Philosophicus” con el cual, indiscutiblemente, ejerce una influencia notable en el pensamiento del siglo XX, hasta llegar a ser denominada la “revolución Lingüística”. En dicha obra Wittgenstein pretende esclarecer que la función de las proposiciones no es un fin en sí misma, sino más bien un medio que permite aclarar otro tipo de asuntos. Esta obra es un tratado del pensamiento mediante el uso del lenguaje, es decir una teoría de la realidad.
En lo que conocemos como el segundo Wittgenstein, nos encontramos con un concepto diferente del lenguaje, una definición del significado y su uso. La concepción de lenguaje que plante el filósofo en este segundo momento podemos resumirla de la siguiente manera: El significado, tanto de las palabras como de las proposiciones es su uso o utilización en el lenguaje, estos usos configuran lo que él llama juegos de lenguaje, los cuales no comparten una sola esencia sino que mantienen un parecido familiar.

“Cada palabra tiene una significación. Esta significación se corresponde con la palabra. Es el objeto al cual se refiere la palabra”[5]
Por último aclaremos porque Wittgenstein habla de la expresión “Juegos de Lenguaje”, esta expresión surge como resultado de las múltiples comparaciones hechas por el autor en las cuales habla del lenguaje como el mejor de los juegos. Esta noción, al parecer tiene varios significados para el autor entre los cuales podríamos contar lo que él considera como formas lingüísticas primitivas, el lenguaje ordinario y utilizado en la cotidianidad junto con sus actividades consecuentes y por último lo que yo nombraría el lenguaje particionado, pedazos de lenguaje que cobran sentido de acuerdo al contexto.



INDAGACIÓN BIBLIOGRÁFICA






“es necesario cambiar de perspectiva, y pensar que lo que nos hace humanos en el sentido integral del término no es la acumulación gradual de información de la realidad natural y sociocultural, en la relación con el mundo y con los otros, sino “el proceso de construcción y desarrollo de las herramientas socioculturales que permiten estructurar y transformar nuestra experiencia de la realidad natural y sociocultural en sentido, en conocimiento y en conciencia”[6]


“Cuatro corolarios se desprenden para el lenguaje humano de los tres tipos de conocimiento aludidos. El primero es el conocimiento o competencia empírica, manifestado -en cualquier lengua natural- en la “adquisición” del vocabulario. El segundo consiste en el conocimiento de descubrimiento de las reglas del sistema de la lengua -el que hace detonar la gramática en edad temprana-. El tercero consiste en la competencia para prever los efectos del uso de esas reglas de la competencia gramatical. Y el cuarto, denominado ordinariamente “actuación”, consiste en la unión del segundo y del tercero. Con esto, se puede plantear, entonces, que la llamada “actuación” o performancia es un constructo mental. Dicho constructo nos permite hacer las elaboraciones más variadas; las que van, como función lingüística -utilización del lenguaje para un finalidad humana-, desde los elementos del ruego, la súplica y la orden, hasta el juego de las aseveraciones en el proceso del conocimiento científico -la conjetura, la predicción, la hipotetización y la aserción-.”[7]

“Ahora bien, me temo que no has captado realmente mi afirmación de la que toda la cuestión de las proposiciones lógicas sólo es un corolario. El punto principal es la teoría de lo que puede ser expresado por las proposiciones, esto es, por el lenguaje (y lo que viene a ser lo mismo, lo que puede ser pensado) , y lo que no puede ser expresado por proposiciones sino sólo mostrado; éste creo yo, es el problema cardinal de la filosofía.”[8]


“Sólo el hombre, entre los animales, posee la palabra. La voz es indicación del dolor y del placer; por eso también la tienen otros animales. (...) En cambio, la palabra existe para manifestar lo conveniente y lo dañino, así como lo justo y lo injusto. Y esto es lo propio de los humanos frente a los demás animales: poseer, de modo exclusivo, el sentido de lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto, y las demás apreciaciones.”[9]

“EL proceso de la significación mediante el cual el ser humano transforma la realidad natural y sociocultural en sentido no se centra en los conocimientos acumulados en la historia de las disciplinas y del hombre. Es decir, que no se trata de introducir en la mente -sistema de cómputo sobre representaciones simbólicas- del ser humano lo mejor de los conocimientos acumulados; pues esto es no solo tedioso sino una actividad imposible e inútil. Esto debido a que los conocimientos crecen en una proporción tal que imposibilitan la tarea de seleccionar los que serían pertinentes, inclusive en un tipo de acumulación para especialistas en los más refinados tecnolectos.”[10]

(...) "se establece un proceso circular en el que el desaparecido sujeto trascendental no deja tras de sí hueco alguno. Por una parte los sujetos se encuentran ya siempre en un mundo lingüísticamente abierto y estructurado y se nutren de los plexos de sentido que la gramática le adelanta. En este aspecto el lenguaje se hace valer frente a los sujetos hablantes como algo previo y objetivo, como una estructura de condiciones de posibilidad que en todo deja su impronta. Pero, por otro lado, el mundo de la vida lingüísticamente abierto y estructurado no tiene otro punto de apoyo que la práctica de los procesos de entendimiento en una comunidad de lenguaje".[11]
"Los lenguajes naturales no sólo abren los horizontes de un mundo específico en cada caso, en que los sujetos socializados se encuentran ya siempre a sí mismos; obligan, a la vez, a los sujetos a rendimientos propios, a saber: a una práctica intramundana orientada por pretensiones de validez que somete los avances de sentido que la apertura lingüística del mundo de la vida proporciona como producto de esa acción".[12]
"Los sujetos capaces de lenguaje y de acción que sobre el trasfondo de un mundo de la vida común se entienden entre sí sobre algo en el mundo, se han acerca del medio que representa su lectura tanto de forma autónoma como de forma dependiente: pueden servirse para sus propios fines del sistema de reglas gramaticales que es el que empieza haciendo posible su práctica. Ambos momentos son cooriginarios".[13]
"Son los universales constitutivos del diálogo los que empiezan estableciendo la forma de intersubjetividad entre cualesquiera hablantes competentes, capaces de entenderse mutuamente"[14]
“Cada palabra tiene una significación. Esta significación se corresponde con la palabra. Es el objeto al cual se refiere la palabra”[15]
“Es fácil imaginar un lenguaje que conste sólo de órdenes y partes de batalla. O un lenguaje que conste sólo de preguntas y expresiones para contestar sí y no. Y muchos otros. E imaginar un lenguaje significa imaginar una forma de vida”[16]



[1] Revista de Filosofía, 3.ª época, vol. XIII (2000), núm. 23, págs. 35-60. Servicio de Publicaciones, Universidad Complutense. Madrid
[2] Habermas (1981), Teoría de la acción comunicativa, Madrid, Taurus, 1987.
[3] Habermas (1981), Teoría de la acción comunicativa, Madrid, Taurus, 1987.

[4] Wittgenstein, Cartas a Rusell.
[5] Wittgenstein, “Investigaciones Filosóficas” 1988: 23
[6] J.Mario Cardona D. Universidad de Antioquia, “Actos Significativos de Lenguaje”
[7] J.Mario Cardona D. Universidad de Antioquia, “Actos Significativos de Lenguaje”
[8] Wittgenstein, Carta a Rusell.
[9] Revista de Filosofía, 3.ª época, vol. XIII (2000), núm. 23, págs. 35-60. Servicio de Publicaciones, Universidad Complutense. Madrid
[10] J.Mario Cardona D. Universidad de Antioquia, “Actos Significativos de Lenguaje”
[11] Habermas (1981), Teoría de la acción comunicativa, Madrid, Taurus, 1987.
[12] Habermas (1981), Teoría de la acción comunicativa, Madrid, Taurus, 1987.
[13] Habermas (1981), Teoría de la acción comunicativa, Madrid, Taurus, 1987.
[14] Habermas (1981), Teoría de la acción comunicativa, Madrid, Taurus, 1987.
[15] Wittgenstein, “Investigaciones Filosóficas” 1988: pág. 23
[16] López de Santa María Delgado, Pilar (1986) Introducción a Wittgenstein, Sujeto, Mente y Conducta, Barcelona

No hay comentarios: