UNA PERSPECTIVA TANGIBLE DE LA EDUCACION
Natalia Andrea Sandoval Gómez
PROTOCOLO
Continuando con los tres elementos que se encuentran mediando los preceptos pedagógicos, se retomará el mediador denominado etnográfico, el cuál se encuentra en un ejercicio intermediario entre lo que es el sujeto (dimensión cognitiva) y el contexto (dimensión sociológica). Dicho mediador tiene como objetivo primordial servir de tercero para la elaboración de investigaciones de carácter cualitativo. Por tal razón, dentro del ámbito educativo la etnografía jugaría un papel importante a la hora de la realización de preguntas tales como: ¿cuáles son las concepciones y prácticas de los docentes respecto a la educación? ¿Qué intereses tienen los estudiantes frente a la educación? ¿Qué elementos consideran importantes los estudiantes y sería significativo que la escuela los abordara? ¿Cuáles es la eficacia de las relaciones inter e intrapersonales que se tejen en la escuela? ¿Qué compatibilidad hay entre el discurso del docente y las necesidades especificas de los estudiantes de acuerdo en su contexto? ¿Cómo se fortalece la formación de los estudiantes cuando los conocimientos que están aprendiendo tienen una praxis en la cotidianidad? ¿Cómo se fomenta la participación tanto de profesores como de estudiantes cuando se crean espacios como proyectos en los cuales el docente no es una simbolización de poder y conocimientos, sino que ambas partes construyen los resultados? ¿Cuál es el acercamiento a los diferentes contextos y a la heterogeneidad a la hora de realizar las planeaciones curriculares? ¿A qué se debe la enorme brecha que hay entre el plano escolar y la realidad social? ¿Qué impide que haya un cercanía entre lo abordado por la escuela y lo elementos que se requieren para enfrentar la cotidianidad?. Y así como éstos, hay un sinnúmero de interrogantes que desde hace unas cuantas décadas están tomando lugar en la educación, puesto que ésta ha dejado de mirarse desde un plano antropológico y ha empezado a escudriñar por sus alrededores con el propósito no sólo de encontrar sus grandes falencias, sino con el objetivo de subsanar las brechas y ofrecer una educación que más que cobertura, aunque es importante, sea una educación con calidad.
CITAS
· […] ”Esta experiencia [Atlántida] permite hacer énfasis en la necesidad de que las instituciones escolares de secundaria incorporen como eje central del trabajo intelectual la participación directa de los adolescentes en proyectos ‘reales’ de investigación en los cuales puedan interactuar con sus maestros en igualdad de condiciones” (pg. 58)
ü Cajiao Restrepo, Francisco. ATLANTIDA: una aproximación al adolescente escolar colombiano. En: Revista Nómadas. Santa Fé de Bogotá. Nº 4 (Mar. 1996); p. 53-64
· […] “uno de los puntos más recurrente en toda la investigación [Atlántida] es el distanciamiento de las ‘cultura adulta’ y la ‘cultura juvenil’. Al usar el término ‘cultura’ se hace referencia a todo un sistema de significados, de lenguajes, de códigos estéticos, de formas de comunicación y relación afectiva.”[…] (pg. 58)
ü Cajiao Restrepo, Francisco. ATLANTIDA: una aproximación al adolescente escolar colombiano. En: Revista Nómadas. Santa Fé de Bogotá. Nº 4 (Mar. 1996); p. 53-64
· “Los investigadores de ATLANTIDA platean como una necesidad urgente que la escuela asuma una función de ‘negociación cultural’, que implica un aprendizaje mutuo y un intento de construcción conjunta de significados entre maestros y jóvenes. Esto exige una concepción diferente de la escuela, que ya no estaría establecida sobre una imposición de significados estáticos y definitivos sobre una población joven, sino sobre un intento de interpretación de la realidad a partir de visiones diferentes.(pg. 60)
ü Cajiao Restrepo, Francisco. ATLANTIDA: una aproximación al adolescente escolar colombiano. En: Revista Nómadas. Santa Fé de Bogotá. Nº 4 (Mar. 1996); p. 53-64
· “La negociación cultural en la escuela permite que las nociones y saberes que los jóvenes tienen sobre la ciencia, la tecnología, el arte, la cultura, la televisión o la política sean tomadas en cuenta como nuevos puntos referenciales de una interpretación válida del mundo contemporáneo.” (pg. 60)
ü Cajiao Restrepo, Francisco. ATLANTIDA: una aproximación al adolescente escolar colombiano. En: Revista Nómadas. Santa Fé de Bogotá. Nº 4 (Mar. 1996); p. 53-64
· “Así como en muchos campos de la ciencia y la tecnología, también en el campo de la educación es imperioso consolidar grupos de investigación que permitan acrecentar el conocimiento de lo que ocurre en las instituciones educativas de todos los niveles. Es urgente saber más sobre nuestros niños y jóvenes, sobre cómo son, qué cosas les interesan, la forma como aprenden, los campos en los que se desempeñan mejor, los ambientes educativos y su influencia en el desarrollo social y humano, los intereses y capacidades profesionales de los maestros, la forma de organizar la actividad educativa en marco de una utopía de democracia participativa… En fin, hay una inmensa cantidad de temas de indudable relevancia para la concepción, planeación y desarrollo de un modelo de educación adecuado a las necesidades y retos de la sociedad colombiana en el inicio del próximo milenio” (pg. 2 )
ü Cajiao Restrepo, Francisco. La investigación educativa, un reto para el decenio. En: Revista Criterios. Pasto. Nº 7 (1998); p. 2-19
· […] “El plan decenal de educación requerirá del apoyo y el alimento que puedan ofrecerle los mejores investigadores de los que se pueda disponer, a fin la realidad de nuestros niños, de sus familias, de sus matices culturales; de los maestros con sus virtudes, sus miedos y sus creencias y con todo este conocimiento proponer cambios, revoluciones, experimentos audaces que proyecten la inteligencia y el corazón de las nuevas generaciones hacia perspectivas de un mundo mejor del que ahora les hemos ofrecido” (pg. 5)
ü Cajiao Restrepo, Francisco. La investigación educativa, un reto para el decenio. En: Revista Criterios. Pasto. Nº 7 (1998); p. 2-19
· […]”La ciencia debe ser puesta al servicio de la comunidad y para ello es necesario hacer un esfuerzo doble: los maestros deben mejorar su nivel cultural y académico para acceder a lo que producen los investigadores profesionales y los investigadores deben bajarse de la presunción de lenguaje intrincados y confusos para que sus ideas y conocimientos puedan ser comprendidos y usados por los maestros. Solo en este doble esfuerzo es posible ir avanzando en una democratización del conocimiento, que indudablemente va a repercutir en la calidad de todo el sistema educativo.” (pg. 9)
ü Cajiao Restrepo, Francisco. La investigación educativa, un reto para el decenio. En: Revista Criterios. Pasto. Nº 7 (1998); p. 2-19
· [...] “Los maestros no están formados para enfrentar esta relación [trabajo con la comunidad] que presenta una alto grado de dificultad y que requeriría no solamente una actitud de interés por conocer la comunidad sino también la dedicación de tiempo extraescolar para trabajar su problemática” […] (pg. 121)
ü Parra Sandoval, Rodrigo. (1996) Escuela y modernidad en Colombia. Tomo III. La escuela urbana. Colombia. Editorial: Tercer mundo editores. 546 p.
· […] “Se plantea una capacitación en la escuela real, en el trabajo real que deben realizar los maestros y no en ambientes artificiales y en muchos casos muy lejanos a la vida cotidiana y concreta de su práctica pedagógica.” (pg. 122)
ü Parra Sandoval, Rodrigo. (1996) Escuela y modernidad en Colombia. Tomo III. La escuela urbana. Colombia. Editorial: Tercer mundo editores. 546 p.
· Concepto de ‘caja negra’
UNA PERSPECTIVA TANGIBLE DE LA EDUCACION
La dimensión etnográfica dentro del plano educativo tiene un protagonismo reciente, impulsado en gran medida por la necesidad de conocer a profundidad las personas que la integran, de igual forman la innumerable cantidad de investigaciones que existen y se crean continuamente en las diferentes áreas del saber con el propósito de conocer mejor ciertos elementos específicos, a abierto un interrogante en el plano educativo, él cual comienza a cuestionarse por el rol que juega cada persona miembro de la escuela, pero cuando se hace referencia al rol significa que la escuela está pensando en la multiplicidad de facetas que cada quien asume de acuerdo con determinadas situaciones, espacios, gente y contexto, entre otros. De este modo, es la etnografía el mediador directo entre lo que es el juego de máscaras y lo que constituye el contexto. Así pues se retomara la etnografía como un ente significativo para un mejor entendimiento y desempeño de la escuela.
La institución al implementar la etnografía como elemento para realizar un estudio más concienzudo de cada uno de sus componentes, se ve inmersa en la necesidad de enriquecer sus prácticas y teorías docentes para lograr una posición compleja frente al sinnúmero de vínculos y bucles que se crean dentro de sí, de igual forma el hecho de incorporar en la escuela un marco etnográfico implica un trabajo para los investigadores, es decir,
[…]”La ciencia debe ser puesta al servicio de la comunidad y para ello es necesario hacer un esfuerzo doble: los maestros deben mejorar su nivel cultural y académico para acceder a lo que producen los investigadores profesionales y los investigadores deben bajarse de la presunción de lenguaje intrincados y confusos para que sus ideas y conocimientos puedan ser comprendidos y usados por los maestros. Solo en este doble esfuerzo es posible ir avanzando en una democratización del conocimiento, que indudablemente va a repercutir en la calidad de todo el sistema educativo.” (Cajiao, 1998: 9)
Lo anterior puede considerarse como gran reto para la educación, debido a que tanto los docentes como el personal interno de la escuela debe estar disposición de involucrarse con ese entorno que les rodea para permitir una dialoguicidad, cohesión y coherencia entre los fundamentos legales que rigen la formación estudiantil y lo que es el contexto de los mismos. Pero esto, aunque parezca desgastante ya que implica tiempo extra de trabajo, es necesario ya que no sólo fortalecerá las prácticas docentes sino que involucrará la participación activa de los estudiantes y contribuirá significativamente en sus aprendizajes y en su cotidianidad.
“Así como en muchos campos de la ciencia y la tecnología, también en el campo de la educación es imperioso consolidar grupos de investigación que permitan acrecentar el conocimiento de lo que ocurre en las instituciones educativas de todos los niveles. Es urgente saber más sobre nuestros niños y jóvenes, sobre cómo son, qué cosas les interesan, la forma como aprenden, los campos en los que se desempeñan mejor, los ambientes educativos y su influencia en el desarrollo social y humano, los intereses y capacidades profesionales de los maestros, la forma de organizar la actividad educativa en marco de una utopía de democracia participativa… En fin, hay una inmensa cantidad de temas de indudable relevancia para la concepción, planeación y desarrollo de un modelo de educación adecuado a las necesidades y retos de la sociedad colombiana en el inicio del próximo milenio” (Cajiao, 1998: 2)
Las diferentes prácticas educativas colombianas desde hace unos tres lustros ha tenido el propósito por incorporar la etnografía dentro del marco escolar, lo anterior se refleja en proyectos nacionales tales como: ATLANTIDA y el plan decenal de educación. Los cuales no sólo contaron con la participación de ciudadanos que quisieron realizar aportes significativos sino también con los mismos agentes de la escuela. Dichos proyectos ya han sido realizados y han publicado sus conclusiones, las cuales revelan aspectos que la escuela tenía relevados y que se considera importante incorporarlos en las aulas de clase y en los diferentes espacios escolares. […] ”Esta experiencia [Atlántida] permite hacer énfasis en la necesidad de que las instituciones escolares de secundaria incorporen como eje central del trabajo intelectual la participación directa de los adolescente en proyectos ‘reales’ de investigación en los cuales puedan interactuar con sus maestros en igualdad de condiciones” (Cajiao; 1996: 58). Cuando la escuela se inquita e interesa por conocer sus estudiantes y todo lo relacionado con éstos, los resultados son sorprendentes, debido a que la praxis de los estudiantes refleja interés, dedicación, constancia pero sobretodo están motivados ya que se están formando en espacios reales en los que no hay jerarquías ni poder, simplemente hay conocimientos por aprender que se pueden inferir desde diversidad de situaciones o vivencias cercanas o tangibles.
“Los investigadores de ATLANTIDA platean como una necesidad urgente que la escuela asuma una función de ‘negociación cultural’, que implica un aprendizaje mutuo y un intento de construcción conjunta de significados entre maestros y jóvenes. Esto exige una concepción diferente de la escuela, que ya no estaría establecida sobre una imposición de significados estáticos y definitivos sobre una población joven, sino sobre un intento de interpretación de la realidad a partir de visiones diferentes. (Cajiao; 1996: 60).
Es necesario, entonces, dejar de un lado las teorías educativas y pedagógicas para abrir paso a una nueva concepción de escuela desde una perspectiva etnográfica, la cual cobije todos y cada unos de sus actores pero que a la vez les acepte la diversidad papeles asumidos de acuerdo a los heterogéneos factores externos que condicionan sus desempeños. Así pues, establecer dialoguicidad o un sistema entre los planteamientos académicos, las diferentes edades, el contexto más próximo, las diferentes relaciones que se establecen dentro de la escuela, entre otros elementos del sistema serían la clave para un educación que proporciona a cada persona los elementos necesarios para una vida cotidiana, en donde los saberes más que ser la cima del cielo son una pieza más para el rompecabezas de la vida, que se va construyendo con cada peldaño que se alcanza.
BIBLIOGRAFIA
· Cajiao Restrepo, Francisco. La investigación educativa, un reto para el decenio. En: Revista Criterios. Pasto. Nº 7 (1998); p. 2-19
· Cajiao Restrepo, Francisco. ATLANTIDA: una aproximación al adolescente escolar colombiano. En: Revista Nómadas. Santa Fé de Bogotá. Nº 4 (Mar. 1996); p. 53-64
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